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28 julio, 2023 - Lectura 3 minutos.
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Autolab / Diagnósticos
Los turbocompresores de geometría variable se han vuelto indispensables en los motores diésel modernos, brindando una respuesta más suave y mejorando su rendimiento, lo que los ha convertido en un componente fundamental. No obstante, debido a su complejidad, es común encontrar problemas en la geometría variable de estos turbocompresores. En este artículo, aprenderemos cómo prevenir las averías más comunes y qué hacer en caso de enfrentar un atasco en el turbo de geometría variable.
La geometría variable de un turbocompresor tiene un propósito específico: modificar la incidencia de los gases de escape sobre la turbina para ajustar la presión de sobrealimentación que genera. Utiliza pequeños álabes que giran sobre sí mismos para cambiar el flujo de aire que incide sobre la turbina. Esto permite obtener una incidencia directa del flujo para una rápida respuesta al acelerador o desviar el flujo de gases para reducir la presión en la admisión.
Es un sistema simple en concepto pero complejo en diseño, ya que sus piezas móviles deben soportar altas temperaturas, trabajar con gases de escape y enfrentar los residuos generados por la combustión del diésel. La avería más común en este tipo de turbocompresores es el atasco de la geometría variable, lo que provoca una pérdida de rendimiento y un aumento del consumo.
La geometría variable es responsable de ofrecer una respuesta progresiva y una mejor conducción a bajas revoluciones. Si la geometría queda atascada, es posible que el motor funcione correctamente en cierto rango de revoluciones, pero en otros se perciban saltos en la entrega de potencia o zonas muertas de empuje.
Las causas principales de este atasco son el abuso de la conducción en ciudad y a bajas revoluciones. En estas condiciones, se generan combustiones poco eficientes con gran producción de carbonilla, que se adhiere gradualmente a los componentes del motor. La geometría variable, debido a su diseño y ubicación, es susceptible a la acumulación de depósitos y suciedad.
Para prevenir el atasco de la geometría variable, es importante recordar que los motores diésel necesitan funcionar a altas revoluciones de vez en cuando. Un uso equilibrado y ocasional a altas vueltas ayuda a que el motor trabaje de manera más eficiente y evita la acumulación excesiva de carbonilla en los componentes, incluida la geometría variable.
Si ya se ha producido un atasco leve en la geometría, es posible utilizar aditivos de combustible o sistemas de descarbonización para incinerar los depósitos acumulados. Sin embargo, en casos más graves, la solución implica el desmontaje completo del turbocompresor para limpiar a fondo todos sus componentes.
Entonces, para cerrar lo idea, podemos decir que los turbocompresores de geometría variable son una tecnología valiosa para mejorar el rendimiento y eficiencia de los motores diésel. Y para mantener su correcto funcionamiento y evitar problemas en la geometría variable, es esencial mantener un uso equilibrado del motor y realizar un mantenimiento preventivo regular que incluya aditivos de combustible y sistemas de descarbonización. Con seguir estas pautas, se prolongará la vida útil del turbocompresor y se disfrutará de un rendimiento óptimo en el vehículo diésel.
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