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8 septiembre, 2023 - Lectura 3 minutos.
8 septiembre, 2023 - Lectura 3 minutos.
Autolab / Básicos
El sistema de control de tracción (TCS, por sus siglas en inglés, Traction Control System) es una característica de seguridad y control de vehículos que ayuda a prevenir el deslizamiento de las ruedas motrices cuando se acelera, especialmente en condiciones de carretera resbaladiza o con baja adherencia, como hielo, nieve, agua o grava suelta.
Su función principal es evitar que las ruedas motrices pierdan tracción y patinen, lo que puede resultar en una pérdida de control del vehículo.
En esencia, el control de tracción es un sistema que utiliza sensores, principalmente los mismos utilizados por el sistema de frenos antibloqueo (ABS), para prevenir o reducir el deslizamiento de las ruedas motrices en condiciones de carretera resbaladiza o peligrosa.
El funcionamiento del Control de Tracción es simple pero altamente efectivo. Sensores activos en los neumáticos supervisan constantemente el movimiento del vehículo, incluida la velocidad tanto del automóvil como de las ruedas. Cuando un neumático comienza a girar más rápido de lo que debería en relación con la velocidad del automóvil, esto indica una posible pérdida de tracción.
En esta etapa, el sistema de Control de Tracción entra en acción. Si detecta que una rueda está patinando debido a la pérdida de tracción, reduce automáticamente la velocidad de esa rueda. Este proceso ayuda al vehículo a recuperar la tracción y evita que se produzca el peligroso sobreviraje (cuando la parte trasera del automóvil se desliza) o el subviraje (cuando el automóvil no responde adecuadamente a las órdenes del volante).
El Control de Tracción suele estar activado por defecto al encender el automóvil y se recomienda mantenerlo activado en la mayoría de las situaciones. Sin embargo, su uso es especialmente crítico en condiciones climáticas adversas, como lluvia intensa o carreteras mojadas, donde puede marcar la diferencia entre mantener el control del vehículo y perderlo.
También es beneficioso en curvas peligrosas en condiciones climáticas adversas y al realizar giros bruscos. En estas situaciones, el Control de Tracción ayuda a prevenir derrapes y patinajes, mejorando la estabilidad del vehículo.
Aunque el Control de Tracción es una herramienta valiosa, hay momentos en los que es aconsejable desactivarlo. Por ejemplo, cuando conduces sobre arena, lodo u otras superficies extremadamente resbaladizas, la limitada adherencia de los neumáticos puede requerir que las ruedas giren para ganar tracción. En tales casos, desactivar el Control de Tracción puede ser útil para permitir que las ruedas se muevan libremente.
En resumen, el sistema de control de tracción trabaja para mantener las ruedas motrices del vehículo en un estado de tracción óptimo, evitando que patinen y proporcionando al conductor un mayor control del vehículo, especialmente en condiciones de carretera resbaladiza. Esta tecnología es una característica de seguridad importante que ayuda a prevenir accidentes causados por la pérdida de control del vehículo debido al deslizamiento de las ruedas.
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