El kilometraje que tiene un carro usado es una de las cosas en las que primero nos fijamos cuando nos estamos planteando comprarlo.

Por eso es frecuente que muchos vendedores decidan alterarlo para hacernos creer que fue poco utilizado y obtener un precio mayor.

Esta práctica puede resultar un peligro para el comprador, porque muchas piezas deben cambiarse cuando el carro llega a determinados kilómetros, con lo que se corre el riesgo de sufrir un accidente o una avería grave.

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Además en determinados casos puede constituir un delito de estafa, aunque puede resultar difícil probarlo.

Afortunadamente hay varios trucos para saber si el kilometraje ha sido alterado, algunos son confiables al 100%, otros se guían más por la vista e incluso por la intuición.

Pero sí vamos a invertir una cantidad de dinero y a poner nuestra seguridad en manos de una máquina.

Es mejor pasar por desconfiado y descartar un carro a la primera señal de que nos están intentado engañar.

El consumo que se considera normal en un carro usado por un particular es de unos 20.000 kilómetros anuales.

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Si los multiplicamos por los años que tiene, nos debe dar una cifra que debe ser aproximada a la que nos muestra el cuentakilómetros, sí está más de un 30% por debajo, probablemente esté manipulado.

Estado interior

Hay personas que realmente han usado muy poco su carro y por eso tiene menos kilómetros de lo normal, pero ese uso también se refleja en el interior del vehículo.

Por eso debemos fijarnos si hay desgaste en el timón y en el pomo de la palanca de cambios. Mirar si los botones del tablero están pelados o han perdido brillo por el uso.

El asiento del conductor también nos dará pistas, la tela descolorida o raspada y el relleno muy blando son señales de mucho uso.

Debemos mirar la rapidez con que se recogen los cinturones de seguridad, ver si los plásticos de las paredes laterales del baúl han sufrido golpes.

Y probar la llave en el arranque, porque si queda muy holgada y tiene algo de juego es porque ha sido muy usada.

Aspectos mecánicos

El kilometraje recorrido claramente se reflejará en los elementos que hay bajo el capó.

Si las mangueras, los cables o los plásticos que recubren los módulos se ven desgastados, rayados, cuarteados o desencajados, seguramente es un carro muy usado.

El óxido en tornillos y arandelas también nos da una pista de su verdadero recorrido.

Al hacer una prueba de manejo, la palanca de cambio y el pedal de embrague no deben estar sueltos.

Ni presentar holgura, tampoco deberemos oír ruidos en la suspensión y en los rodamientos.

Papeles

La revisión técnico-mecánica antes del 2012 se realizaba por primera vez a los dos años de matriculación.

A partir de ese año se hace a los seis años, así que el propietario debe tener algún certificado.

Si todavía no se ha cumplido el plazo, de todas formas tiene que tener registro de los mantenimientos o de los cambios de aceite y desconfíe si le dicen que los han perdido.

Odómetros analógicos

La forma de cambiarlo requiere desmontar y mover la cifra manualmente, una operación que puede dejar rastros.

Debemos mirar atentamente los números, especialmente el primero a la izquierda.

Porque pueden presentar un ligero desnivel cuando ha sido manipulado, también puede haber mayor distancia entre algunos dígitos.

También podemos buscar marcas de desmontaje en el tablero, como los plásticos desencajados.

La pintura saltada en los tornillos, las ranuras separadas de forma desigual o los rayones que deja un destornillador.

Odómetros digitales

Se crearon a finales de los noventa para evitar que pudieran desmontarse y manipularse.

Sin embargo resulta incluso más fácil cambiar el kilometraje con un simple aparato electrónico barato, además es más difícil de detectar a simple vista.

En este caso deberemos acudir a la ayuda de un mecánico experto que pueda realizar una inspección del computador de abordo.

Donde quedan registrados muchos datos interesantes sobre el vehículo, entre ellos el kilometraje real.

Actualmente los fabricantes están trabajando para acabar con esta práctica y guardan la información en sitios diferentes.

En los talleres oficiales de cada marca pueden hacer la comprobación, aunque en algunos casos pueden llegar a ser bastante costosas.

Mazda duplica los datos en el navegador, Renault lo hace en la llave de apertura.